De vez en cuando me encuentro con comportamientos de una
total falta de respeto hacia los demás y hacia uno mismo. Me encuentro con
personas que se creen los dueños del mundo y todos los demás estamos para
servirlas a ellas y hacer lo que ellas crean conveniente. En mi trabajo me
encuentro con montones de estas personas, les importa bien poco tu esfuerzo
físico, tus condiciones y, lo que es peor, les da igual que lo tengas que hacer
o no, a algunas personas les falta poco para decir: es así y punto.
Por otro lado de cara a los cursos que doy siempre me
encuentro con preguntas y comentarios, digamos, “extraños”, cuestiones que han oído
de otros practicantes de estas terapias que, lejos de dejar fluir la energía y
la información, lo que hacen es bloquear a la persona en vez de dejarla expresarlo libremente. Comentarios como: no deberías
de hacer esto…, lo deberías hacer así…, tu maestro no debería de haberte
enseñado esto…, y algunas cuestiones tan peregrinas como: ¿Cómo me visto?...
Hay una cuestión importante, al menos para mí, se llama
respeto…
La mayoría de la sociedad adolece de una total falta de
respeto hacia los demás, hacia el planeta y, lo que es peor, hacia ellos
mismos.
Yo me siento incapaz de hablar del trabajo de los maestros
de alguien y de cómo han enseñado a esa persona por el simple hecho de que
respeto esas personas y el trabajo que realizan. No encorseto a las personas en
rituales extraños porque respeto a la persona y el poder de crear y de fluir
que tienen.
Respeto a las personas con las que me cruzo en el trabajo
porque son las que me acaban dando de comer y, aunque ellas no lo sepan, después
de observarlas, me hacen aprender muchísimo de mí y del comportamiento humano.
En esta sociedad todo iría mucho mejor si solo hubiera un
poco más de respeto. Os imagináis a los políticos respetando los fondos que
controlan o… ¡que leche¡, ¿os imagináis
a los políticos respetando a sus votantes?, perdón se me ha ido la cabeza hacia
la ciencia ficción.
El caso es que deberíamos respetar a todas las demás
personas, deberíamos empezar respetándonos nosotros mismos y asumir el camino
que llevamos recorrido con sus luces y sombras, deberíamos respetar el planeta
y tener claro que todo lo que le hacemos a él nos lo hacemos a nosotros…
Deberíamos de respetar tantas cosas… a los niños, educarlos
y no faltarles al respeto apartándolos de nuestro lado en aras de un supuesto
bien económico, los niños, al final, lo que quieren siempre es jugar con sus
padres.
Yo, por mi parte, profeso un profundo respeto por mí, por
las personas que tengo alrededor, por todo lo que tengo cerca de mí y además
soy capaz de respetar y agradecer a mis maestros sus enseñanzas y honrar mi
camino recorrido.
Que sencillo