Bueno, después de unas cortas vacaciones, a Nënu, le esperaban un par de días de ajetreo, ya había llegado a su nave y estaba empezando a hacer los preparativos, había dado las ordenes pertinentes para que empezara la carga. Tenía que ir a la nebulosa de Orion a un pequeño sistema solar con tres planetas de los cuales el tercero estaba poblado por una raza emparentada con los veganos, los Workiyos; el viaje le llevaría un par de dias, de los cuales, la mayoría del tiempo transcurriría en los calculos necesarios para que la nave hiciera una fisura en la realidad y alterase el espacio-tiempo para ubicarse en la nebulosa de Orion.
En estos momentos siempre se acordaba de las hisorias de su padre...
Siempre le contaba como se hartaba de recorrer kilómetros para hacer el reparto por tierras de Guadalajara, una antigua provincia de un antiguo pais llamado España, hoy correspondería con la regió llamada Arriaca, mas o menos, dependiente del gran gobierno nacional del mundo mundial; Le hacían gracia estas historias pues él, Nënu, en un par de días recorrería un montón de años luz. También se acordaba de las veces que su padre le había contado que, de niño, Nënu siempre le preguntaba que cuando iban a comprar un cohete espacial para ir a la luna y a las estrellas, que tenía que ser grande para poder llevar muchas cosas y que él todavía no tenía uno.
Estas historias le hacían mucha gracia puesto que todavía no se habian inventado los vehículos magnéticos, ya no iban sobre ruedas, después el motor de fusión, mas tarde el de antimateria y para grandes desplazamientos lo de la fisura en la realidad, cosa que no acababa de tener claro como funcionaba, se metían los datos en el ordenador de a bordo y en una cuantas horas estaba preparado todo para darle al botoncito y salir disparado.
Lo más gracioso de todo el tema es que los Workiyos se habian vuelto idiotas, pero totalmente idiotas, por unos productos de la tierra, y él y su padre tenían algo que ver en el tema puesto que Nënu en uno de sus viajes había visitado estos planetas y por una serie de casualidades llevaba un par de kilos de estos productos, esos productos eran de alguien que su padre había conocido por internet y en La Tierra no eran ninguna cosa del otro mundo pero para los Workiyos, que en vez de boca tenían una especie de bolsillos, era algo mas que una delicatese, algo mas que la antigua trufa blanca terraquea... Eran los frutos secos y además con el slogan ya se volvieron totalmente locos...
Para los workiyos productos Prerikiyo.
domingo, 7 de noviembre de 2010
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8 comentarios:
Que imaginacion mas buena...
dile a Nenu que en su proximo viaje ántes de cojer su cohete y salir disparado no olvide un buen Jamon ibérico de los de antes cuando existia España seguro que los gustará.
Besitos.
O.o
Yo que subestimaba el poder de los frutos secos...
A ver cuando le traemos a Ninuu la nave (;
Besotes!!
Vaya, vaya, Nenu ha pasado de ser un protagonista de novela históríca a protagonista de ciencia ficción....¡me gusta!
Besos.
Nënu tiene mucha suerte de tener un padre muy experimentado en viajes y amante de todos los mundos universales. Su padre le enseñará a querer a todos y a apreciar los sabores de todos los mundos. No hará de él un provinciano reducido y nacionalista.
A todos,
Nënu en el siguiente viaje llevará jamón y miel de la alcarria y, espero, que, tanto él como su hermana, sean un poquito mejores personas que sus padres...
Vaya, a mí que me gustan los finales sorprendentes, pues ¡toma dos tazas!.
Me has dejado de una pieza.
¿Cómo sabes lo de los frutos secos?
Supongo que lo habré dicho alguna vez.
Dile a Nënu que, cuando quiera, le regalo unos buenos productos, de esos que tanto gustan a los Workiyos, tostados por mí, je,je.
Saludos y gracias.
Perikiyo,
Me alegro que te haya gustado, lo de los frutos secos creo que en algúm perfil lo pone, leche yo me dedico al transporte no te hará falta? je,je,je.
Saludos
¡Vaya cuento más guay del paraguay para contarle a mi nieto!. Como diría Pepe cuando le da la morriña itálica: "Grazie mille", y que vengan muchos más.
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